Nairda's Blog
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martes, 25 de junio de 2013
miércoles, 7 de marzo de 2012
miércoles, 1 de febrero de 2012
PODRÍA SER UN CUENTO DE LA POSGUERRA PERO ES UNA REALIDAD
Dedicado a mi madre
Igual
que el cuento de la lechera, que después de hacerse tantas ilusiones,
el cántaro con la leche se rompió. Eso le pasó a mi madre en el relato
que escribo a continuación.
Eran
los años cincuenta, mi madre tenía un gallo y una gallina, que con
mucho esfuerzo pudo comprar, pues apenas tenía dinero para dar de comer a
todos sus hijos que eran diez.
En
ese tiempo había mucha gente que pasaba hambre y falta de toda clase de
comodidades, sólo teníamos la ropa que llevábamos puesta, y cuando
nuestra madre lavaba esa ropa nos tocaba estar acostados hasta que se
secaba.
En casa no teníamos agua corriente, y la ropa se lavaba en un lavadero público.
Allí lavaban todas las mujeres del pueblo, por aquellos años todavía no sabíamos qué era una lavadora.
Ante
tantas escaseces mi madre tuvo la idea de, en vez de comerse los huevos
que ponía la gallina, guardárselos, y cuando tuvo muchos y la gallina
se puso clueca, dejó que la gallina incubara los huevos, (incubar los
huevos es igual que los pájaros en los nidos, están las madres dando
calor a los huevos, y al cabo de veintiun días los pollitos empiezan a
romper el cascarón de los huevos y salen de ellos), son amarillos,
preciosos, y muy pequeños y desvalidos pero enseguida aprenden a andar.
Pasado
el tiempo empiezan a salirles las plumas y éstas ya son del color que
tienen que tener ya de mayores, pues como los pájaros hay una gran
variedad en colores.
Mi
madre estaba muy contenta pues habían nacido doce polluelos, y como el
cuento de la lechera, pensaba vender los pollitos y comprar un conejo y
una coneja, para criar conejos y poder venderlos también, porque los
conejos crían mucho y tienen muchos conejitos y así podría venderlos y
ganar mucho dinero. Con las ganancias pensaba comprar una cerdita
pequeña, y criarla hasta que fuera mayor y pudiera tener cerditos, de
ellos nos quedaríamos uno lo engordaríamos y sacaríamos jamones, chorizos y morcillas,
tendríamos mucha comida, porque como todos sabéis del cerdo se come
hasta el rabo. El resto de los cerditos los venderíamos para obtener
algun dinero que ayudara a vivir mejor a toda la familia.
Pero un día vio que los pollitos tenían una especie de piojos que tiene los animeles de plumas;
por aquellos tiempos los niños también tenían piojos, y sus madres les rociaban la cabeza con flit
y se la tapaban con un pañuelo y al cabo de una hora se la lavaban y se
la aclaraban con vinagre, así con el olor del vinagre tardaban más
tiempo en volver a tener nuevos piojos. Mi madre pensó: ... rociaré los pollitos con flit y mataré los piojos que tienen. Y dicho y hecho, cogió los pollos de uno en uno y les roció de flit; también les tocó el turno al gallo y a la gallina.
Estaba
terminando su tarea, cuando vio que los primeros pollos que había
rociado empezaban a dar vueltas y caían al suelo. Mi madre se dio cuenta
del error que había cometido y empezó a gritarnos a todos: ¡Venid, venid! , ayudadme a bañar a los pollos a ver si salvamos algunos. Pero no se salvó ninguno, se murieron todos, incluídos gallo y gallina.
Y mi madre lloraba desconsolada exclamando: Dios mío, he traído la ruina a esta casa, y como no paraba de llorar, mi hermano que tenía diez años y yo que tenía ocho, le dijimos: Madre, no te preocupes, que mis hermanos y yo nos pondremos a trabajar y traeremos dinero a casa. Mi madre nos miró con cariño y nos abrazó llorando.
Así
fue cómo a tan corta edad nos pusimos a tabajar y aprendimos una
lección que nos ha servido para siempre: que no se pueden hacer cuentas
con el dinero que puedes ganar, sino con el que ya tienes ganado.
EL LAVADERO
Yo vivo en la Vall de Uxó pero para mí este es mi pueblo, estoy aquí desde los siete años la Vall es un pueblo acogedor aquí todos tenemos cabida, durante muchos años hemos tenido trabajo y calidad de vida por eso hay tanta gente de habla castellana.
Digo
que es un pueblo muy acogedor, porque cuando llegamos de todas las
provincias de España, la gente de Vall de Uxó nos acogió con cariño y
sobre todo las personas mayores, se esforzaron mucho para hablarnos en
castellano, porque como es normal, nosotros no entendiamos el
´´valenciano``.
Eran
años de mucha escasez y miseria y no había agua en las casas, y para
lavar la ropa teníamos que ir al lavadero, pasaba yo allí las mañanas de
los domingos mis hermanas y yo lavando la ropa de toda la familia. Pues
solo teníamos dos mudas y había que lavar la ropa de trabajo el domingo
para el lunes, puesto que los sábados también trabajábamos. El lavadero
público estaba en medio de la calle que viene de la plaza de San
Vicente hacia la avenida Corazón de Jesús teníamos que levantarnos a las
siete de la mañana para coger los primeros sitios porque más atrás el
agua se volvía muy sucia, hacía un frío terrible, ya que el lavadero
estaba descubierto por todos los lados solo tenia cubierto el techo. En
la parte de atrás había un abrevadero para beber los animales que iban a
trabajar al campo con sus dueños, coches habían muy pocos. Lavábamos
durante cuatro o cinco horas la ropa de toda la semana y una de nosotras
cada vez que teníamos un barreño lleno lo llevaba a casa y allí se
tendía dicha ropa, para que se secara.
Los
chicos venían a ver a las chicas y se colocaban detrás, ya que al
inclinarnos para lavar se nos veían las piernas por detrás, así que
buscamos la solución y nos colocamos un delantal delante y otro detrás
ya que en esa época pocas mujeres llevaban pantalones.
El
lavadero era el telediario porque allí era donde te enterabas de todas
las noticias del pueblo (si se habían visto alguna pareja de novios
besándose o si fulano iba con mengana en fin todos los cotilleos del
pueblo). Pero a pesar de todo lo pasábamos de maravilla contándonos
chistes y fantaseando con los chicos que nos casaríamos el día de mañana
teníamos muy poco pero éramos felices.
Hoy
me doy cuenta de lo poco que necesitábamos para ser felices, y llego a
la conclusión que ahora la gente tiene de todo y con abundancia, y no es
feliz.
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